
En estos tres links podrán escuchar la charla y las entrevistas sobre Safo con el maestro Esteban Peicovich y el gran poeta Eduardo Mileo, ambos admiradores de la chica de Lesbos:
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Son sabidos los nombres de algunas de sus amadas, pues tuvo muchas: Anágora, Eunica, Gongila, Eranna, Telesipa, Andrómeda, Megara, Gorgo, pero su alumna favorita siempre fue Atthis. Cuando la familia de Atthis decidió retirarla de la enseñanza para casarla con un muchacho, la poetisa -pesarosa por la separación- escribió el doloso poema El Adiós a Atthis.
Igual a los dioses me parece el hombre dichoso que te abraza y te oye en silencio con tu voz de plata y tu sonrisa risueña...
Cuán cara y hermosa era la vida que vivimos juntas.Pues entonces, con guirnaldas de violetas y dulces rosas cubrías junto a mí tus rizos, ondeantes.
Y con abundantes aromas preciosos y exquisitos ungías tu piel fresca y joven en mi regazo y no había colina ni arroyo ni lugar sagrado que no visitáramos danzando...
Igual a los dioses me parece el hombre dichoso que te abraza y te oye en silencio con tu voz de plata y tu sonrisa risueña...
Cuán cara y hermosa era la vida que vivimos juntas.Pues entonces, con guirnaldas de violetas y dulces rosas cubrías junto a mí tus rizos, ondeantes.
Y con abundantes aromas preciosos y exquisitos ungías tu piel fresca y joven en mi regazo y no había colina ni arroyo ni lugar sagrado que no visitáramos danzando...
El mérito de Safo es haber ocupado ese espacio íntimo tan inexplorado en aquellos tiempos llenos de epopeyas y héroes mitológicos. Ella osó dejar de lado el mundo rudo y dedicarse a la exploración de la subjetividad, la exaltación de la pasión y el culto a Afrodita, diosa del amor, el placer y los sentimientos sensuales. Ese mundo de las caricias, olores e imágenes que ella describe magistralmente en lenguaje eólico.
Ningún otro poeta de la Grecia antigua (o arcaica) alcanzó la perfección y belleza de la poesía creada en Lesbos. Apasionados, violentos, indisciplinados, los eolios de Lesbos fueron maestros del canto, de la música y el amor nunca encontró fuera de esa isla palabra más cálida, más expresiva, más pasional, más bella y más sonora.
Safo escribió nueve libros de odas, epitalamios o canciones nupciales, elegías e himnos, pero apenas se conservan algunos fragmentos de todos ellos. Entre estos destaca la Oda a Afrodita y en pleno siglo XX se descubrió un papiro con seis fragmentos de sus poemas y la Oda a las Nereidas.
Ningún otro poeta de la Grecia antigua (o arcaica) alcanzó la perfección y belleza de la poesía creada en Lesbos. Apasionados, violentos, indisciplinados, los eolios de Lesbos fueron maestros del canto, de la música y el amor nunca encontró fuera de esa isla palabra más cálida, más expresiva, más pasional, más bella y más sonora.
Safo escribió nueve libros de odas, epitalamios o canciones nupciales, elegías e himnos, pero apenas se conservan algunos fragmentos de todos ellos. Entre estos destaca la Oda a Afrodita y en pleno siglo XX se descubrió un papiro con seis fragmentos de sus poemas y la Oda a las Nereidas.
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